martes, 8 de julio de 2008

Desesperanza.


Una puerta se cierra en mi vida, y creo que esta vez no podré pasar la página de esta historia con negro final. Abandonada por los sentimientos, el más inescrutable de los vacíos me llena. No encuentro sentido a las palabras que un día me hicieron levitar. Ahora solo deseo enterrar mi corazón donde nadie lo pueda volver a pisar.

Corazón.


Algo frío recorre mis venas. Mi corazón se ha secado y la sangre oxidada se pasea por mi cuerpo como un ácido que corroe mis entrañas. La profunda herida que dejaste en mi corazón sigue abierta y su pálpito se acelera confuso cuando cree oir tu voz, que resulta ser el murmullo de los árboles anunciando la llegada del viento. Después de todo espera tu regreso, el elixir que le devuelve la vida y me hace renacer. Pero tú no vuelves, y yo me quedo sola. Sola, con mi triste y oxidado corazón.