Desgarras mi mente, te filtras en mis mejores pensamientos, creas deseos imposibles que se centran en ti, apareces en mis sueños para desvanecerte dejando un doloroso rastro...

Sí, te recuerdo.
Sí, sigo sufriendo.

Y lo peor es creer que todo estaba superado.
Día a día veo que el odio que te tengo equivale a lo mucho que me has importado.
El perdón no ha significado el olvido... desde el amanecer hasta que se pone el sol tu rostro está presente, arañando mi mente, destripando todo lo que se refiere al presente y haciendo que lo que fueron malos momentos parezcan magníficos solo por tu efímera presencia y tus palabras vacías.

Por mucho que digas, sigo preguntándome si realmente alguna vez te importé de algún modo.

No soy lo que parezco, nunca podrás ver como soy. Soy esa persona debil y confusa, al borde del precipicio. No estoy a punto de caer al vacio, estoy apunto de saltar para penetrar en él, poder desaparecer, poder olvidar el dolor que me acompaña siempre...