domingo, 26 de junio de 2011

Muérdeme

Muérdeme. La noche está hecha para nosotros, para que nos saboreemos, para que quedemos impregnados de lujuria y desenfreno, para que nos volvamos locos. Invado tu cuello sintiendo que he perdido la cabeza, que en cualquier momento podría absorberte, a ti y a tu esencia, tu cuerppo y tu alma, todo tu ser dentro de mí y yo dueña tuya y esclava al mismo tiempo de mis sentimientos y mis sentidos. Enfureces y me abrazas, fuerte, como intentando conectarte a mí todavía más, pretendiedo que la pasión dure eternamente y nada pueda romper el hechizo que nos encadena y hace desaparecer el frío mientras nuestras almas se despedazan, salvajemente enamoradas.

Transparencia

Quiero que transparente sea el único adjetivo que me pueda definir.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Nada

Tic-tac. La aguja se clava en mi frente y remueve mis ideas impidiendo la concentración.. Desearía arrancarme los ojos.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Tú.

Tarde o temprano -o nunca, espero- algo ocurrirá. Algo desagradable, como cuando pisas un chicle o se te queda algo entre los dientes.
Pero me refiero a algo en otro nivel, a nivel de la vida; de mi vida. Algo más grande, cómo un gran chicle pisado por un zapato no tan grande. Algo que me dañase de verdad, que me atrapase y me separase de ti, que te separase de mí.
Antes de que eso ocurra o pueda ocurrir, secuéstrame. Llévame lejos, lejos de mi vida, para que este fuerte y dulce lazo que nos une no pueda ser roto por nada ni nadie.
Apártame de todo, de todo menos de ti. Te necesito a mi lado, siempre. Siempre y para siempre.

viernes, 2 de abril de 2010

El deseo de volar

EL DESEO DE VOLAR


Abrir las alas, cerrar los ojos.
Alzar el vuelo, tocar el cielo.

Dejar todo atrás, vaciar la mente.
Escuchar tus latidos, relajar los sentidos.

Derramar una lágrima, un sentimiento se escapa.
Esbozar una sonrisa, una caricia de brisa.

Sentir el aire, borrar recuerdos.
Inspirar paz, ser ave sagaz.

Ver la luz, ser la tormenta.
Sentir la oscuridad inmensa, dejarte acariciar.

Esperar que no acabe, ver el final.
Calmar las emociones, buscar por los rincones.

Perder las alas, matar el cuerpo.
Caer en silencio, parar el tiempo.

Hallar tu corazón acelerado, volver a respirar.
Soñar más, simplemente, es el deseo de volar.

Nostalgia

Repta por las blancas paredes una canción que escupe la radio, llena de parásitos. Me presiona la cabeza, desordenándome la mente y pulso una tecla, ahogándola. El silencio actual me abandona en la angulosa habitación. Presa de la soledad, camino hacia la ventana cubierta de una empalagosa capa húmeda que solo me deja intuir la nieve blanca y crujiente que me mantiene encerrada en casa.
El viento se cuela por una ridícula rendija haciéndome temblar cuando araña mi nuca, tan distinto a tu cálido aliento que paseose por mi piel antaño, bailando sobre ella al armonioso ritmo de tu suave risa, que nos invitaba a unir nuestras miradas en un tranquilo silencio, donde las pupilas de ambos jugaban, profundas y llenas de brillo. Igual se iluminaban tus perlados dientes, que se lucían en los mejores momentos en que permanecíamos juntos. Me cogías de la mano entonces, y tus dedos se paseaban entre los míos, haciéndome sentir la felicidad fluir por mis venas, sensación muy distinta al escalofrío que me recorre por acariciar el frío vidrio en pensarte.
Mi mente se desliza entre los recuerdos, liberándome, mientras mis dedos se deslizan sobre el cristal helado, escribiendo tu dulce nombre.

El frío entra por las puntas de mis dedos y recorre mis venas. Mi corazón se ha secado y la sangre oxidada se pasea por mi cuerpo como un ácido que corroe mis entrañas. La profunda herida que dejaste en mi corazón sigue abierta y su pálpito se acelera confuso cuando cree oír tu voz, que resulta ser el murmullo de los árboles anunciando la llegada del viento. Después de todo espera tu regreso, el elixir que le devuelve la vida y me hace renacer. Pero tú no vuelves, y yo me quedo sola. Sola, con mi triste y oxidado corazón.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Y siempre es lo mismo. Ropa al gusto y una expresión que me invita a alejarme, como si no mereciera mirarte. Pero todo es fachada, no quieres que me fije en ti porque tus ojos me dicen: acércate... tengo miedo. Miedo a la soledad, miedo al día a día que se hace eterno al saber que al llegar a casa agotado no habrá nada que te llene. Ninguna imagen vendrá a la cabeza y te rescatará. Y por eso me invitas a que me vaya, para que me quede contigo para siempre y llene ese espacio.
Pero no voy a quedarme, esperaré a que tus labios aprendan a susurrar lo que tu triste mirada grita.